Sobre las once de la noche sonó el timbre de mi casa y hasta las doce de la noche estuvo llegando gente. Decidí hacer una pequeña quedada antes para ver algunas dudas e informar de las dificultades que nos íbamos a encontrar. Todos eramos viejos conocidos de cabalgadas por el monte y aprovechamos ese ratillo para hablar de nuestra pasión, las montañas.
Llegamos a la plaza y fue una gran alegría ver que allí se encontraban más amigos apasionados de este deporte y algún que otro curioso que se había acercado al escuchar a Kalvoche hablar con el megáfono, que andaba amenizando la velada . Estuvimos esperando a que el viejo Mayorga atizara el reloj anunciando la una , pero pasados unos minutos un paisano nos informó que el reloj por la noche se desconectaba para no molestar a los vecinos y sin mas vacilación nos apresuramos a salir.
Desde un principio eramos seis los valientes que intentaríamos hacer todo el recorrido. Esos eramos Teo, Javi , Susi, Jose , Kuka y yo que junto con casi otra decena de amigos placentinos comenzamos la galopada camino de el santuario de la Virgen del Puerto. Allí paramos a cargar un poquito de agua y nos adentramos en la noche para superar nuestra primera dificultad la subida al Gordo. Esta subida no nos tendrá que plantear muchos problemas pues contábamos con una buena referencia que es una pared que sube hasta la cima y solo hay que seguir esa referencia. Un poco más complicada es la bajada hasta el puerto de San Camello, pues hay muchos zarzales y es mas difícil coger referencia y visualizar los pasos del ganado para superar algunas zonas de vegetación espesa. Aun así se dio bastante bien y llegamos sin muchas dificultades hasta San Camello. Desde ahí nos quedaban seis kilómetros de buen carril para llegar hasta nuestro primer objetivo, Cabezabellosa, sobre las cuatro menos cuarto de la madrugada.
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